Entre velas y corazones que siguen latiendo
En la cosmovisión mexicana, el cuerpo no es solo materia: es sagrado. Y donar no es perderlo, sino transformarlo en ofrenda. Es ofrecer a la vida lo que la vida nos prestó. Quizás el mayor altar no sea de flores, sino de corazones agradecidos. Quizás las velas más luminosas no estén sobre una mesa, sino dentro de los cuerpos que volvieron a vivir gracias a la generosidad de alguien que partió.
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